Dedicado a Gustavo G.
La yema de mis dedos
y las posibilidades infinitas
en la punta de mi lengua
sobre tu piel
Delirar, retrasar, dilatar
un tiempo
(que se detenía a mirar)
Mi nocturno gemido felino
y tu final y salobre sabor en mi boca
En esa cama extenuada
la palabra amor nunca fue necesaria
(aún extraña el cansancio
de esas horas sin reloj).
M. Ostrova