Lo que queda es esto:
la máscara alegre de todos los días
y el espejo que me asegura que todavía soy yo.
Lo que falta es:
todo el azul que me habitaba
y la inefable palabra que ya no pronuncio
Lo que queda es
la innegable memoria
-sujeta a toda tu abyección-
(mis ojos miran las esquinas
preguntando si hay puerta de salida
O tal vez un puerto de descanso)
M. Ostrova